04 marzo 2007

Suena ...

... el despertador, abro los ojos y con lentitud voy desperezandome perdida aún en el mullido nórdico de plumón blanco de oca que me compre hace unos días. Siento el olor a café recién hecho que mi marido me prepara cada mañana antes de irse a trabajar a la empresa que entre los dos dirigimos. Lo del café lo ha hecho cada día desde que nos casamos, y pequeños detalles como este hacen que cada día lo quiera más. Recuerdo nuestra pequeña boda, éramos sólo unas cincuenta personas, sólo con la familia y los amigos más cercanos, pero fue maravillosa. Tenemos suerte de estar rodeados de gente que sabemos que siempre van a estar ahí, pase lo que pase.
Mientras disfruto de mi desayuno leo la prensa y veo que la pasada noche han matado a otro indigente en las calles de Madrid. No sé donde vamos a ir a parar, pienso, otro más. Sin embargo paso la página y me voy directa a la cartelera, esta tarde me apetece ir a la Filmoteca, he oído que reponen Qué Bello es Vivir!. Siempre me gustó esta película, aunque me cuesta entender que alguien que lo tenga todo en la vida, pueda perderlo así como así, algo has de hacer para que te pase esa desgracia. Suerte que el protagonista tiene a su ángel de la guarda, yo creo que todos tenemos el nuestro, que no deja que nos pase nada malo.
Hoy es un día importante, voy al médico a buscar los resultados de unos análisis que me han hecho. Ultimamente no me he encontrado muy bien y por precaución decidí ir al médico. Gracias a nuestra mútua privada he podido hacerme las pruebas y tener los resultados en sólo unos días, es una tranquilidad.
Oigo mi nombre, así que me levanto y entro en la consulta. Tenemos al mismo doctor desde hace años, un señor risueño y amable pero que hoy no me recibe con la mejor de sus sonrisas. Mientras lo escucho noto como todo mi mundo se va derrumbando, su voz se va perdiendo poco a poco, la visión se me nubla y miles de “ ¿por qué?” bombardean mi mente hasta la extenuación. La angustia se apodera de mí y grito, pero nadie me oye, mi médico sigue hablando como si los dos estuvieramos en mundo paralelos. Sigo gritando, me desespero, y grito, y grito ….
De repente todo se calma y noto los primeros rayos de sol sobre mi cara. Es agradable, la primavera llegó y ya no hace tanto frío, por eso me vengo a dormir aquí,a un aislado parquecito donde no oyes el ruido de los coches pasar a toda velocidad.
Hace un año que vivo en la calle, no sé como vine a parar aquí, pero casi sin darme cuenta perdí todo lo que tenía. Y lo que es peor, no sé quién tuvo la culpa de ello.
¿Fue mi frivolidad ante la vida? ¿fue mi terrible enfermedad que me hizo débil y vulnerable? ¿fue mi marido que durante años se fue de putas y yo ni siquiera lo llegué a sospechar? ¿fue la debilidad que me produjo saber que la persona que más amaba me abandonó cuando más lo necesité? ¿ fue …? Se fueron los amigos y la familia, cansados de quererme ayudar. ¿Pero ayudar a qué? Yo no necesitaba su ayuda, sola podía con todo.
Cada día tengo este mismo horrible sueño, que me recuerda lo que fuí, lo que tuve, lo que me quitaron y lo que no supe conservar. Mi nórdico de plumón de oca se convirtió en un cartón sucio y mi vida en un mal sueño del que todavía no sé como despertar. Mientras espero la hora para ir al comedor a por un café caliente, que ironía, ahora soy yo la que va a buscarlo, me quedo pensando y me pregunto dónde se quedó mi ángel de la guarda, ese que no deja que nos pase nada malo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Wow. elena que bonito y bien escrito. muchas veces he llegado a pensar que algun dia podia llegar a acabar en la calle... no se era un miedo que tenia. pero tal y como esta el trabajo, creo que le puede llegar a pasar a casi cualquiera.

08181 dijo...

Siempre he pensado que lo primero para quedarse en la calle, si no median enfermedades, son problemas familiares. Quedarse solo por el motivo que sea...
Es muy duro, pero me ha encantado la redacción.

elena dijo...

Sería duro verse en una situación así, pero hay más gente de la que nos pensamos, y nadie se preocupa por ellos.
Un solo motivo en sí no es del todo suficiente, sino que es la suma de varias desgracias en un corto período de tiempo. Es una auténtica putada.
Por cierto, gracias por los buenos comments. Besos.

Anónimo dijo...

hola elena!
me ha encantado la historia...me hace pensar en lo afortunada que soy y como cada dia uno ha de dar gracias por las pequeñas alegrias.

besitos
marta