27 noviembre 2007

Tango inacabado

Hacía tiempo que no había estado en su ciudad, y por fin después de muchos meses de exilio voluntario regresó, aunque sólo para quedarse unos días, y en su primera noche decidió salir con un par de amigos a los que hacía tiempo que no había visto. Ellos dos eran de los pocos amigos que aún le quedaba en la ciudad.
Después de recorrer varios bares de copas, decidieron acercarse a uno de los locales de moda del momento. El lugar, no muy grande, estaba abarrotado de gente y la música sonaba tan alto que se hacía misión imposible seguir con sus pláticas, así que copa en mano decidieron dejarse llevar al ritmo de la música.. Mientras sus dos amigos iniciaban un juego de miradas indescifrables, ella bailaba y se dejaba ir. El trabajo la había absorbido en los últimos meses y no recordaba cuando había sido la última vez que había salido a bailar.


De repente y sin saber por qué se paró, y allí vió a aquel chico mirándola fijamente con unos ojos negros que la atraparon al instante. Sólo hicieron falta unos pocos minutos y una corta conversación para que sus labios se unieran en un apasionado, largo y húmedo beso. La música, la gente y sus amigos seguían allí, pero ella y el muchacho de sonrisa y labios deliciosos parecían estar en otro lugar, un lugar donde sólo tenían cabida ellos dos. Perfecto duo, ritmo acompasado. Sintiendo su cuerpo estremecer al más leve roce, no pensaba en nada, sólo percibia sensaciones, calor, sed de más, siempre más.
Aquella noche sin embargo, y aunque ambos lo desearon más que ninguna otra cosa, cada uno tuvo que seguir su camino. Inesperado bocado de realidad. Ya en el exterior del local, regalaron a la noche un último beso y el deseo que el azar los volviera a juntar en alguna otra ocasión.
Tendrían que pasar algunas noches en vela por los ardores de cuerpo que aquel encuentro les provocó.

21 noviembre 2007

Pecados Capitales


El otro día recibí un meme de parte de mi cuate Denke, para definir mi relación con los siete pecados capitales. Vamos entonces a destapar la caja de mis vicios más inconfesables .....

Lujuria
Palabra demasiado sofisticada para mí .... ummm .... pero sí, confieso haber tenido pensamientos lujuriosos en más de una ocasión. Dejaré un halo de misterio en el ambiente, pues el con quién, cuando o cómo ya no lo voy a decir

Gula
Es que es abrir una bolsa de Doritos y ya no parar. Más aún cuando los acompaño del mejor guacamole que uno pueda probar. Valeeee !!! Prometo haceroslo algún dia

Avaricia
Yo siempre quiero más, más de todo y no puedo evitarlo, soy así, lo que me lleva a veces a una cierta insatisfacción personal. Si viajo quisiera no regresar nunca, si amo a alguien quisiera decirle a la cara que le quiero sin tener miedo a su respuesta, si cae en mis manos un libro que merece la pena, no dejar de leerlo hasta que mis ojos digan basta, pero sobretodo avaricio mis ganas de vivir como si cada momento fuera el último
Pereza
Ahora que llega el invierno con sus gélidas noches, levantarme por la mañana se convierte en una auténtica proeza para mí. Perdida dentro de mi enorme nórdico, pereceo los veinte mejores minutos del día

Ira
Llegada a una edad, seguir con una inacabable beca, ser mileurista, vivir en unos a pesar de todo bien aprovechados 30m2, bla, bla, bla .... una buena bandae dollyo chagy bien dada, o lo que es lo mismo, patada circular con giro por detrás, hace que hasta la ira más arrecha desaparezca de tí

Envidia
Sin duda alguna envidio el amor ajeno, envidio a los que han encontrado a alguien con quien compartir mucho más que una noche de sexo desenfrenado

Soberbia
Reconozco que se me sube un punto y medio la soberbia cuando veo que mi proceso de envejecimiento es mucho más lento que el de la media general. ¿Quién dice que no existe el secreto de la eterna juventud?

Espero no ser castigada en el infierno ni tener que hacer contrición alguna, y en espera de la decisión final le paso el testigo a Issis y a Juligan, este último para que de una vez por todas le haga un poco más de caso a su blog (que da penilla mi niño ...)

12 noviembre 2007

La noche cae

Esos últimos rayos, melancolía de un sol que agoniza, destellos de luz que parecen no querer irse y que nos acompañan en silencio, temerosos de pertubar un momento de calma, o una mirada, o un beso, o una promesa, o un pensamiento, o un recuerdo, o ...

Estan allí, pero no piden nada. Y en cambio ellos nos dan el calor que a veces nos falta, nos ofrecen una mano a la que agarrarse, un hombro en el que llorar, también momentos de tiempo infinito, también instantes, también la nada

Cierro los ojos y un leve calor ruboriza mis mejillas
Cierro los ojos y noto que el corazón ya no duele
Cierro los ojos y olvido