Este fin de semana he estado en la boda de una buena amiga que a estas horas debe estar embarcando en un avión que la llevará junto a su recién estrenado marido a Argentina. Dejando de lado esto, más bien por la envidia que por otra cosa, me vienen a la cabeza algunas cosas.
Fue una boda más o una menos, según se mire, pero todas al fin y al cabo son iguales, en todas ellas aparecen siempre los mismos personajes y se repiten las mismas situaciones, simbolizando el más puro carácter español.
Y es que qué sería de una boda sin el arroz, la traca, los langostinos, los amigos borregos del novio, los primos, tíos y demás familiares a los que ves de boda en boda y que siempre te recuerdan que eres la única de la familia que no tiene novio, ese montón de gente que no conoces de nada y que te preguntas quién los habrá invitado, las miradas inquisitivas de las chicas juzgando cada detalle de tu modelito, los novios besándose mientras el resto ondeámos las servilletas, el momento tarta y sobretodo el momento baile, cuando te obligan a bailar con ese amigo pesado del novio cuando tu lo único que quieres es arrimarte a la barra del bar y beber, beber, beber, beber y beber.
Sea como sea en las bodas siempre me lo paso bien y la del sábado fue realmente divertida. Me acuerdo de haber estado cantando una canción sobre un caracol ...
2 comentarios:
lo único que se quiere hacer en una boda es beber, beber, beber...
pollito,pollito,era un pollito q picaba su cascaron,comia triguito y era amarillito como un limoooooooooooooooooooooooooooooooooooon!!!!!!
besos
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