02 septiembre 2008

Hablando de milagros ....














En esta ocasión voy a dejar en boca de otro mis impresiones sobre la India, país por el que me he perdido durante este mes de agosto. Hace no mucho leí el siguiente artículo de Hernan Zin y me resultó tan revelador que se me hace difícil expresar de otra forma todo lo que allí vi. Disfrutarlo y pensar un poquito sobre todo ello.

"En la terraza del hotel conocí hoy a una joven que me dijo entusiasmada que ha venido a meditar durante un mes a la India, pues es un lugar “muy espiritual”. Sin querer entrar en polémicas, debo confesar que esa etiqueta que muchos cuelgan a la India de lugar “muy espiritual”, siempre me ha llamado la atención. Si bien se trata de un país por el que siento un profundo afecto, donde aprendí valiosísimas lecciones de vida y en el que tengo grandes amigos, lo cierto es que me parece un sitio decididamente carente de espiritualidad (si es que algún sitio se puede denominar de esta forma). Los ancianos abandonados en la calle, los moribundos que esperan en la puerta de los hospitales sin que nadie los atienda, los niños atiborrados de piojos que pululan entre la basura, no me dan muestra de que se trate de una sociedad con una capacidad extraordinaria para hacer suyo el sufrimiento ajeno, para empatizar con el desvalido, el postergado, que es lo que yo suelo asociar con el adjetivo “espiritual”. Y mucho menos aún esta India nuevo rica, de grandes coches de lujo, centros comerciales y complejos residenciales con piscina y pista de tenis, que no ha dado muestra alguna de estar dispuesta a compartir su buena fortuna. Es verdad que la gente en los barrios de chabolas te acoge con generosidad y tiene una sorprendente propensión a sonreír a pesar de todo. Diría que se trata de una suerte de candidez, que resulta ejemplar, inspiradora, y que sorprende en medio de la miseria. Y también podría ser acertado concluir que, ante una realidad tan distinta a la nuestra, te haces muchas preguntas, te ves a ti mismo reflejado en un espejo y te conoces, te descubres, y quizás eso te ayuda a tomar decisiones que en el caos de obligaciones y prisas de Occidente te serían menos fáciles de asumir. Tal vez por eso mucha gente 'se encuentra a sí misma' en la India.Pero escuchar que este país en el que la mujer se halla en un sitio tan marginal; en el que las diferencias por clase o color de piel son tan crueles y excluyentes; en el que hay 80 millones de niños trabajadores y más de 300 millones de pobres; es un lugar que “espiritual”, al que vienes a encontrar paz y armonía, me produce una honda perplejidad. Al contrario, creo que la situación en esta parte del mundo lo que genera es desagrado, rabia, y te sume en la angustia y la desazón. El milagro indio no existe, ni en la economía ni en los monasterios y casas de retiro. "

Ya de paso os dejo algunas vivencias que tuve por allí ...


Una tranquila calle de Benarés

3 comentarios:

Bárbara dijo...

Hola Elena,
Nunca he ido a la India y creo que me va a costar hacerlo. Porque a pesar de todo y de la distancia, las palabras de Herman Zin ejemplifican perfectamente los motivos por lo que soy incapaz de hacerlo. Quizá algún día lo consiga. Entre tanto, me quedo con vuestras historias.

elena dijo...

A pesar de todo puedo decir que ha sido una experiencia inolvidable e intensa.Una cura de humildad en toda regla. Un viaje así es una lección vital. No dejes que el miedo te impida ir. Yo sí volveré.

Anónimo dijo...

me encantó tu video. lo que yo aprendí de las veces que fui a la India es que vivimos en otra velocidad. es lo que mas me llamó la atención al volver.
claro está que no se puede dejar de ver la belleza contrapuesta a condiciones de vida indigna para nosotros... aunque tal y como van las cosas... a veces creo que si esto se pone peor... mas vale vivir allí.