Desde que decidí crear este blog, no me había puesto a pensar en el por qué, en qué necesidad tenía de escribir todas estas historias que por cierto, pocos leen. Creo que la influencia de una pasada amistad, rota ya en la actualidad, fue la que hizo despertar en mi este interés. Todos dejamos nuestra pequeña herencia en cada una de las personas que pasan por nuestra vida y eso es lo interesante del caso. No hace falta tener un montón de buenos amigos, sino un montón de buenas historias que recordar de y con cada uno. Gabriel García Márquez escribe en uno de sus libros que " la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla" ... cuanta razón tiene ...
La pasada semana alguien me dijo que los que escribimos blogs tenemos algo de exhibicionistas, qué gracia, nunca lo había pensado y puede ser, pero entonces opino que también lo son escritores, artistas, periodistas y hasta obreros descamisados. Quiero decir, todos tenemos algo de exhibicionistas. Vivo en un ático y debido al calor, por la noche paso largas horas en mi terraza. Mil historias podría contar de mis vecinos del edificio de enfrente, cuyas ventanas indiscretas dejan entrever historias y situaciones de la más variopintas. Y que conste, que no me va el voyeurismo (!!) son sólo pequeños momentos de indiscreción marujil. Suerte que mi terracita está a resguardo de cualquier mirada, porque de mirones está lleno el mundo. Y puede ser que me reconozca como exhibicionista literaria, aunque suene algo pretencioso, como muy bien señala mi amigo Alvaro, pero mi pequeño reino lo quiero a salvo de cualquier mirada indiscreta.