27 septiembre 2006

Deprevisión

Hace un tiempo que busco trabajo y como es natural no encuentro, claro soy mujer. Da igual tener experiencia, carrera universitaria, dos másters, hablar idiomas y haber viajado un montón. Me siguen ofreciendo puestos de recepcionista o auxiliar administrativa. Pero que se han creído !!! así que mientras sigo mi búsqueda, llevo una vida de lo más marujil. Me levanto y voy al gimnasio, pero para ponerme en forma claro, porque la idea de ligar en él la descarto, ya que a esa hora matutina el 90% de las usuarias somos mujeres. Por qué será? más de una vez me he preguntado cuántas de ellas estarán en mi misma situación. Eso sí, algún día que he ido por la tarde, he podido apreciar como el número de hombres sube considerablemente, sobretodo a partir de las 7 pm. Afortunados vosotros que tenéis un trabajo.
En este tiempo he podido comprobar la cantidad de porquería que se emite en TV, sobretodo por la mañana y hasta las 7 más o menos. Programas para marujas donde enseñan a cocinar y a cuidarse en salud, magazines del corazón y culebrones, a excepción de los telediarios que son lo único rescatable, dependiendo claro del canal que quieras rescatar. Parece que las mujeres que no trabajan (fuera de casa claro) no tengan derecho a ver una televisión inteligente. Pero claro, la cosa no mejora con la franja nocturna. Ahora hay como un especial moda por hacer programas para lucimiento de nuestros famosillos de poca monta. Ya hemos visto como aprenden a bailar o a patinar sobre hielo, patético. Y desde ayer algo parecido a una clase donde se mezclan niños y famosos para hacer no sé qué. En el momento que vi a Paloma Gómez Borrero vestida de colegiala con faldita de cuadros decidí que no valía la pena seguir viendo eso. El otro día en un zapping de la Sexta, se preguntaban porque no hacían un Mira quién me hace la declaración de la renta? o Mira quién me lleva los niños al cole??? genial !! al menos, decían, esta gente haría algo realmente útil y beneficioso para la sociedad.
Sea como sea, la TV está cada día peor. Es por eso que animo a todo el que quiera a leer más, a ver películas en casa o ir al cine (según esté su economía), a bloggear o simplemente a tener conversaciones inteligentes con gente que merezca la pena. Tus neuronas te lo agradecerán. Y de mi búsqueda de trabajo ya os iré informando ...

14 septiembre 2006

Noche de lluvia

Estaba recogiendo las últimas mesas cuando empezó a llover. Por un momento paró lo que estaba haciendo y se puso a mirar por la ventana de aquel restaurante en el que trabajaba desde hacía unos meses. No era para menos. Hacía tiempo que no había caído una sola gota de lluvia, tanto que el sonido del agua o el olor de la misma ya le eran casi desconocidas.
Poco rato después y al salir del restaurante se dio cuenta que la lluvia se había hecho más persistente y aceptó que David la llevara a casa. Éste había intentado en multitud de ocasiones ser algo más que compañeros de trabajo pero ella siempre se había negado, sin saber muy bien por qué, ya que ese chico le había gustado desde el primer momento que lo vio. Aquella noche la llevó hasta su casa en coche, no sin antes hacer un rodeo interminable por la ciudad con el afán de convencerla, llevarla a su casa y poder amanecer junto a ella, pero no lo consiguió. Él vivía en las afueras de la ciudad al final de una serpenteante carretera desde donde se tenía una espectacular vista de la ciudad.
Pero negándose nuevamente, allí se quedó ella en el portal de su casa a las 2 de la mañana bajo una intensa lluvia. Mientras veía como David se alejaba, vio como el portal estaba abierto, con los cristales rotos, el interior completamente a oscuras por el corte de luz y sin vecinos a los que recurrir, pues era mitad de agosto y todos habían huido con el éxodo vacacional.
Entró, cruzó a tientas la portería y empezó a subir las escaleras. No veía nada y en medio de aquella oscuridad el pánico se apoderó de ella. Sabía que nada malo le iba a ocurrir pero eso no le impedía imaginarse protagonista de una película de terror. Cuando finalmente entró a su casa, cerró la puerta con llave, se metió en la cama y se maldijo a ella misma durante un buen rato. Bien sabía ella que un buen polvo a tiempo valía más que todo el miedo que acababa de pasar.
Al día siguiente llegó al restaurante con la idea de decirle a David todo lo que sentía por él. No pudo hacerlo. Había muerto esa misma noche en un accidente mientras volvía a casa.
Cada vez que llueve en la ciudad, vuelve a mirar por la misma ventana y allí siente de nuevo el miedo y los deseos insatisfechos que aquella noche salvaron su vida.

08 septiembre 2006

Paso a paso

Mirando una publicación digital esta mañana he encontrado algunas fotos que más que llamarme la atención, me han puesto los pelos de punta. Es como si estuvierámos tan acostumbrados a verlas que ya parecen que ni nos inmutan, pero ahí están:

Terrorismo

STR/Reuters

Pobreza mundial

Bagus Indahono/EFE

Sin embargo, y sin cerrar los ojos a las anteriores, preferiría ver más a menudo las siguientes:

Alegría, ganas de vivir y felicidad para todos los niños del mundo

Grandes clubes de fútbol donando parte de sus beneficios en detrimento de las ganancias millonarias que recaudan con la publicidad en sus equipaciones, para que niños como los anteriores puedan llegar a tener una vida, cuanto menos, normal. Bien por el Barça!

Miguel Rajmil/EFE

06 septiembre 2006

Un reencuentro

Creo que hace 17 o 18 años que somos amigas y a pesar del actual distanciamiento, cada vez que nos juntamos parece como si el tiempo no hubiera pasado, pero de hecho si que pasa. Somos cinco, creo que nunca quisimos ser más ni menos, y eso nos divertía. Yo fui la última en entrar al grupo y conmigo se cerró el círculo. Sería difícil resumir tantos años de amistad, tantas aventuras, anécdotas, fiestones, amores y desamores que juntas compartimos. A veces me pongo a pensar en todo aquello y me asalta un cierto sentimiento de melancolía. Ayer nos vimos de nuevo y por un momento creí estar de nuevo en un tiempo y lugar que ya no volverán, pero que nunca nos abandonará.

Me gusta pensar que a pesar de todo vamos a seguir siendo amigas, a seguir siendo cinco, siempre cinco.

04 septiembre 2006

Añoranzas

De nuevo estoy aquí en Barcelona y todo me parece raro. Quizás esté pasando demasiado tiempo fuera de ella y ya empiezo a sentirme extraña en mi propia ciudad. No he tenido tiempo de pasear, llegué ayer y me escapé a Sitges para ver el mar y bañarme y sentir el choque de las olas contra mi cuerpo, que maravilla. Barcelona es una ciudad para caminar, sin agobios. Quizás me ayude el hecho de no vivir lejos del centro pero esto es algo que extraño mucho en Madrid.
Tengo una semana por delante y todavía no sé que voy a hacer. Llamar a los amigos a los que tengo bien olvidados es una gran opción, salir por el Raval, tomar una birrillas en el Ambar o la Concha, cenar en algún restaurante del Born, volver a la playa, pasear por Las Ramblas, ir a mi rincón favorito en el barrio gótico (el patio de las columnas romanas del centro excursionista), pero también disfrutar de la familia ... Me estoy acordando ahora de un fragmento del libro "Vivir para contarla" de García Márquez, que me estoy leyendo ahora y el cual recomiendo:

"Parecía así, porque no tenía el valor y el sentido de independencia de mi hermano, que sólo hacía lo que le daba en gana. Y que sin duda iba a lograr una felicidad que no es la que se desea para los hijos, pero sí la que les permite sobrevivir a los cariños descomedidos, los miedos irracionales y las esperanzas alegres de los padres"

Sea como sea tengo una semana para hacer todo aquello que permanentemente añoro, lo malo es que ahora ya estoy empezando a añorar el casticismo madrileño y algún que otro habitante de esa ciudad devoradora de tiempo, ambiciones y sueños. Supongo que se trata de la eterna controversia de querer tener lo que no se posee.