04 septiembre 2006

Añoranzas

De nuevo estoy aquí en Barcelona y todo me parece raro. Quizás esté pasando demasiado tiempo fuera de ella y ya empiezo a sentirme extraña en mi propia ciudad. No he tenido tiempo de pasear, llegué ayer y me escapé a Sitges para ver el mar y bañarme y sentir el choque de las olas contra mi cuerpo, que maravilla. Barcelona es una ciudad para caminar, sin agobios. Quizás me ayude el hecho de no vivir lejos del centro pero esto es algo que extraño mucho en Madrid.
Tengo una semana por delante y todavía no sé que voy a hacer. Llamar a los amigos a los que tengo bien olvidados es una gran opción, salir por el Raval, tomar una birrillas en el Ambar o la Concha, cenar en algún restaurante del Born, volver a la playa, pasear por Las Ramblas, ir a mi rincón favorito en el barrio gótico (el patio de las columnas romanas del centro excursionista), pero también disfrutar de la familia ... Me estoy acordando ahora de un fragmento del libro "Vivir para contarla" de García Márquez, que me estoy leyendo ahora y el cual recomiendo:

"Parecía así, porque no tenía el valor y el sentido de independencia de mi hermano, que sólo hacía lo que le daba en gana. Y que sin duda iba a lograr una felicidad que no es la que se desea para los hijos, pero sí la que les permite sobrevivir a los cariños descomedidos, los miedos irracionales y las esperanzas alegres de los padres"

Sea como sea tengo una semana para hacer todo aquello que permanentemente añoro, lo malo es que ahora ya estoy empezando a añorar el casticismo madrileño y algún que otro habitante de esa ciudad devoradora de tiempo, ambiciones y sueños. Supongo que se trata de la eterna controversia de querer tener lo que no se posee.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

benvinguda...uff que tarde, torno al llit

elena dijo...

Moltes gràcies !!! si torna al llit que la xurri t´espera

Anónimo dijo...

vaya coñas... ese día como hoy no estaba... siempre me dejo caer por aqui a estas horas.